miércoles, 30 de septiembre de 2009

HISHEM I. UN BUENAZO EN LA CORTE. O LO BUENO, SI BREVE, DOS VECES BUENO



Tras la muerte de Abderramán I, su mejor hijo, el más parecido y justo, el más sabio, a juicio del difunto Emir fue elegido para sucederle. Se trata de Hishem, conocido como Hishem I, o Hixem para los cronistas cristianos. Manía de cambiar los nombres que han tenido siempre los cristianos. Se ve que su incultura les impedía escribir correctamente cualquier nombre, de cualquier origen, costumbre que llega hasta nuestros días, cuando en pleno siglo XXI seguimos españolizando todos los nombres o doblando las películas de cine (Cabe destacar que sólo sucede en España, el resto de Europa emite las películas subtituladas).

La tradición omeya de elegir al sucesor entre los hijos según su valía y no según el orden de nacimiento no gustaba en absoluto al primogénito de Abderramán, ni a su otro hermano. Sulayman, valí de Toledo, y Abd Allah, hermanos mayores de Hishem se rebelaron en cuanto éste se hizo cargo de Emirato de Córdoba. El enfrentamiento llegó a mayores, pero Hishem lo sofocó pronto. Puede que ésta fuese la última rebelión de su emirato. Es curiosa la afición de los habitantes de esta, nuestra Península Ibérica, a la hora de manejar las envidias y las broncas en aras de las herencias y el puesto en el poder. Se ve que pese a la creencia popular, muy extendida, dicho sea de paso, son los invasores los que más se acostumbraron a la idiosincrasia hispánica. Durante este periodo pacífico para Al-Andalus, los esfuerzos bélicos volvieron a destinarse a la lucha contra los nuevos reinos cristianos.

Mientras, aprovechando el periodo de paz y prosperidad de Al-Andalus, Hishem I finaliza la mezquita de Córdoba que inició su difunto padre, al tiempo que se asegura la unidad del clero musulmán al emirato. Al clero le concede un importante número de ventajas y prerrogativas, lo que hizo que los oradores extendiesen la buena imagen del Emir. Hishem I, gracias a esto fue conocido como "Al-Rida" (del que se está satisfecho), aunque bien se le podría haber llamado Hishem I, "El Pedazo de Pan", no se sabe si por interés o si por desconocimiento, hizo felices a todos, incluso a supuestos grupos enfrentados. Imaginen la capacidad bondadosa del "Pedazo de Pan", que ni siquiera tras sofocar la revuelta contra su elección como emir terminó con sus hermanos. Y debió convencerlos, pues no le molestaron más durante su gobierno. Esperaron mejor a tratar de gibar a su hijo, sobrino de ambos rebeldes fracasados, que no fue tan inteligente como su antecesor.

A parte de su aportación a la ciudad de Córdoba y al bolsillo del clero del Emirato, "El Pedazo de Pan", un Emir sobradamente culto, extendió y fomentó los estudios teológicos y jurídicos en Al-Andalus, de los que, dicho sea de paso, se aprovecharon muchos muladíes, judíos y mozárabes.

En las expediciones de atosigamiento y guerra contra los territorios cristianos, "El Pedazo de Pan" llegó a dirigir alguna incursión en tierras francas, aunque de poca relevancia, y no por ello de escaso botín. Más bien al contrario. Al mismo tiempo decidió lanzar algunas de sus tropas contra el reino Astur, y quizá debido a su bondad, fue derrotado por los astures allá por 794 d.C. en Lutos.

"El Pedazo de Pan" no insistió mucho en la conquista del reino asturiano. Por su bondad o por el acongoje que le produjo su derrota en Lutos, el caso es que en los 2 años que le quedaron de vida al buenazo del emir nunca más se le ocurrió atacar a los brutos del norte. Y como se dice, lo bueno, si breve, dos veces bueno, en este caso no iba a ser distinto. Tan buenazo era el pobre Hishem que abandonó pronto su emirato. El pobrecillo moriría a los 31 años de edad, un 17 de abril de 796 d.C. dejando como sucesor a Al-Hakam, traducido, como de costumbre, como Alhaquen. Desgraciadamente éste no salió a su padre. Fue bien distinto para Al-Andalus, que lloró largamente la prematura muerte del Emir "Al Rida" (el que se está satisfecho) o "el Pedazo de Pan".

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