sábado, 3 de octubre de 2009

Mauregato, un Rey y la Trata de Blancas. O el dicho vulgar: -Tiran más Dos Tetas que Dos Carretas-




Volvamos al reino astur, y echemos un vistazo a un curioso hecho histórico que resume a la perfección la fabulosa integración de los musulmanes en Hispania, o lo que es lo mismo, cómo tiran más dos tetas que dos carretas (Con perdón por un dicho tan vulgar).

Estamos en el año 768 d.C. Fruela I, ese cabestro genocida y paranoico había sido asesinado en una trama palaciega al más puro estilo de los antepasados visigodos hispanos. Su primo, Aurelio, sería elegido para reinar, dada su consanguinidad con el asesinado, y su diferente carácter para con todo el mundo. Ya no se estilaban los asesinatos ordenados desde palacio ni las torturas y crueldades en virtud de la fe del Rey. No obstante, los curas no volvieron a disfrutar de su matrimonio, que no de sus relaciones sexuales.

Pues bien, Aurelio en vez de ir a la guerra decidió utilizar el diálogo. Lo hizo con los musulmanes del Emirato Cordobés y lo hizo con los rebeldes vascones y galaicos que reclamaban mayor autonomía respecto al reino Astur. Fue un reinado sin pena ni gloria, sin aspectos importantes que remarcar. Salvo uno, quizá, la primera revuelta antiseñorial de la Península Ibérica. Se desconoce cómo y cuándo sucedió exactamente, pero todas las crónicas hablan de una revuelta de siervos importante, a la que Aurelio puso freno por la fuerza. Como no. No existían los sindicatos, y personalmente dudo mucho de la fiabilidad y la existencia de gremios de importancia en la Península Ibérica, así el germen sindical, o más bien el corporativismo no tuvo luz hasta algun tiempo después.

Sin otra novedad en su mandato, Aurelio falleció tras 6 o 7 años de reinado infecundo, sucediéndole Silo, el nieto de Alfonso I el Católico (El primer Talibán, ¿lo recuerdan de otras entradas?). Silo reinó en paz con los musulmanes, según las crónicas ob causam matris (A causa de su madre). ¿Es que ésta era musulmana y tenía alguna influencia sobre Abderramán? ¿Acaso fue esta pobrecilla un rehén del Emirato de Córdoba para frenar las ansias expansionistas del reino Astur? No se sabe. No obstante, y dada la tradición de someter territorios casándose con las hijas de los enemigos, pudiera ser que la madre de Silo fuese musulmana.

Silo, que apreció el poderío musulmán en la campaña del Ebro contra los rebeldes zaragozanos que llamaron a Carlomagno en su ayuda, no osó atacar al Emirato Cordobés. En cambio, desde el occidente del reino si llegaron problemas. El más conocido una nueva revuelta de los galaicos contra el reino, en aras de una autonomía mayor, o una independencia mejor dicho. Como de costumbre, los rebeldes fueron masacrados, en la batalla de Monte Cubeiro (Lugo).

Sofocada la II Revuelta Galaica, Silo gobernó sin ton ni son hasta 783 d.C. en que falleció sin descendencia. Ello supuso un intento de su madre por hacer a Alfonso, hijo de Fruela I, Rey. No obstante, una nueva revuelta palaciega (aquí se fundaría la afamada frase: Ni quito ni pongo Rey, pero ayudo a mi Señor) hizo a Mauregato, hijo natural del Talibán Alfonso I, nuevo Rey de Asturias.

Mauregato, como nuevo Rey, tenía que asegurar la paz con los musulmanes. Algo necesario, dada la evidente superioridad de las tropas del Emirato Cordobés, que deslumbraron por su fuerza, tenacidad y brutalidad en en Ebro. Mauregato, en busca de mantener su reino, pactó una paz duradera con los Musulmanes. ¿Cómo? Pagando un tributo al Emirato. Pero no era dinero ni especias ni nada semejante lo que solicitaba el Emirato. Mauregato ofreció entonces 100 doncellas vírgenes a entregar anualmente. Y como es sabido, a todo hispano, musulmán o cristiano, judío o ateo, nos tiran más dos tetas que dos carretas. Abderramán mataba dos pájaros de un tiro. Primero se aseguró la paz con el Reino Asturiano, y segundo, se beneficiaba de sus mujeres para seguir repoblando con hijos de nobles musulmanes afines a él sus tierras.

El "Tributo de las Cien Doncellas" lo llamaron todos los cronistas. Y contra él se rebelaron el clero, la nobleza visigoda y los afectados que perdían a sus pretendidas y a sus hijas. Es lógico. Que el Emirato sea superior al reino de Asturias pase. Pero que nos dejen sin mujeres cada año... -"Prefiero morir en la guerra, pero follado"- que dirían los asturianos de la época.

Es de destacar el carácter comercial que Mauregato le daba a la mujer de la época. Por supuesto los musulmanes supieron emplear el Tributo, repoblando con hijos e hijas de origen musulmán las tierras del Emirato anteriormente afectadas por diversas epidemias. Al margen, no debiera extrañar la aceptación de este tributo en lugar de especias, oro, u otro tipo de impuesto. No debiera extrañarnos el gusto de los musulmanes por una buena mujer. Y estas, tan diferentes a las suyas, muchas de ellas rubias o pelirrojas, no iban a gustar menos. Ya conocemos el amor de cualquier musulmán por el exostismo de lo desconocido, y cuanto más lejano más preciado. Por cierto, una cultura y una idiosincrasia que se apegó sobradamente a todos los habitantes peninsulares, hasta el punto de hacer durar dicho gusto por lo exótico y lejano hasta nuestros días. ¿O es que nunca han apreciado como mientras se purga, se discrimina y ningunea al producto nacional en la actualidad, todo aquello que viene de fuera es sumamente apreciado? Para que luego presuman de germánicos y rechacen sus ancestros moros.

La rebelión triunfó, y Mauregato fue asesinado en 789 d.C. Su hermanastro, Bermudo, fue elegido nuevo Rey. Y a sabiendas de que cualquier asturiano prefería una bella dama a un saco de oro, cambió el "Tributo de las Cien Doncellas" por una cantidad de dinero pagadera anualmente. Se desconoce el valor que unos y otros le dieron en su momento a las cien doncellas. Pero no debio ser poco, ya que durante años el Emirato aceptó el trato. ¿Quizá comprendieron que desposarse con una doncella norteña era más peligroso que guerrear contra Carlomagno? Todo puede ser.

1 comentario:

  1. Dago ¡Feliz Año 2019!. Desde 1y2GN lo saludamos, pero nos extrañamos su larga ausencia. Lo esperamos nuevamente. Un abrazo.

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