jueves, 17 de septiembre de 2009

ACHILA, SIN QUERER, EL MEJOR MONARCA DE LA HISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA




Hoy seguiremos rebatiendo las mentiras sobre la "invasión" musulmana. Y entrecomillo invasión, dado el carácter de la misma. Es cierto que desde el norte de África llegaron a la península y la tomaron en su totalidad. Es cierto que incluso hicieron incursiones en el sur de Francia y que los musulmanes, del califato Omeya de Damasco, extendiendo su imperio, llegaron a convertir Al-Andalus, la antigua Hispania, en una provincia más del Imperio Omeya.

Pero ¿qué sucede si analizamos la historia de la invasión? Empecemos por sus órígenes. Alcanzado el norte de África, el Califato de Damasco abarcaba una extensión sin igual. Y ahí iba a quedarse, por mucho que digan. Pero un hispano visigodo, en su rencilla con el monarca Achila, decidió usurpar el trono. Rodrigo, Duque de Bética, en 710 d.C. se hizo con el trono visigodo en Toledo proclamándose Rey.

Achila, desesperado y negándose a perder sus privilegios huyó a África, donde se reunió con unos hombres bastante hospitalarios y pacientes. Achila contó al Emir Musa Ibn Nusayr que su trono, usurpado por Rodrigo, estaba en manos de un fanático religioso que perseguía a los conversos musulmanes en Hispania. A cambio de ayuda para restaurarlo en el trono de Hispania, Achila y sus tropas ayudarían a los musulmanes a invadir la Penìnsula Ibérica y extender su imperio a tierra de los Francos, con los que la Hispania Visigoda, fruto de las derrotas contra los Francos, no "casaba" mucho (Obsérvese aquí el complejo de inferioridad y odio del Hispano a un pueblo que derrotó a los visigodos y los expulsó a Hispania, el mismo caso que en la actualidad afecta a gran número de Españoles, cabreados con todos aquellos que nos derrotaron en nuestra historia).

Un año más tarde, en 711 d.C. 7000 musulmanes (la mayoría bereberes), con el General Árabe Tariq Ibn Ziyad al mando, desembarcan en Yabal Tariq (Actual Gibraltar). El Rey Rodrigo decidió esperarlos en el interior y plantarles batalla. Cerca del río Guadalete, los visigodos sufrieron una derrota definitiva. Tres meses después del desembarco, Tariq y sus tropas, sin oposición alguna, e incluso aclamados por algunos conversos ocuparon la capital, Toledo. Un año más tarde otro ejército musulmán desembarcó y estableció en Mérida su campamento. Los pocos visigodos que no aceptaban su gobierno fueron perseguidos y derrotados cerca de Salamanca.

Desde entonces, lejos de tratar de convertir por la fuerza a los visigodos, los más cultos, limpios y civilizados musulmanes fueron sumando conversos, deseosos de trabajar en la administración y el ejército, y recibir mejores salarios y más derechos sociales que bajo la dominación visigoda. Hispania, ahora Al-Andalus, provincia del Imperio Omeya de Damasco, se convirtió en un reguero de cultura y tolerancia religiosa, en un centro productivo de primer orden y en un núcleo portuario europeo que acarreó enormes beneficios a la península Ibérica. La nobleza visigoda, que veía mantenidos sus privilegios a cambio de un tributo al imperio de Damasco aplaudía las políticas urbanizadoras musulmanas. Por primera vez en la historia de la Península Ibérica, sin sangre y fuego, una civilización lejana se asentaba definitivamente y no por las armas, si no a través de educación y progreso. Y todo gracias a un depuesto monarca, Achila, que dicho sea de paso se convirtió al Islam pero nunca más recuperó su trono.

¿Podemos estar hablando del monarca que más ha hecho por nuestro país? Eso si, las costumbres hispanas, entre otras el amor al vino, no tardarían en hacer estragos entre los nuevos gobernantes de la Península Ibérica...

QUÉ PAÍS...

1 comentario:

  1. Ey, gracias por tu interés. No tengo mucho tiempo ahora, pero espero leer tus entradas y comentarte. Mi blog tiene una naturaleza un tanto polémica, pero bueno.

    Saludos.

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